Una sabatina con su cara y con su cruz

Nuevamente aparece una sabatina en la que se vende todo el pescado del fútbol según Sevilla. Por primera vez en varios cursos, la jornada se afronta con los ánimos cambiados, ya que el tropiezo bético ante el Alavés y el triunfo sevillista en Gerona propiciaron un vuelco en la tabla. Y así nos damos de cara con el Betis de viajero y el Sevilla de anfitrión para un par de citas en que todo parece menos complicado para los segundos.

Cronológicamente hablando resulta que los de Pellegrini van al feudo de un Mallorca que lleva un enero complicado, casi tan complicado como el Betis, al que aventaja en cinco puntos. Pero sí queda claro que las circunstancias no son boyantes para ninguno de los dos, ya que cumplimentan unas andaduras recientes francamente decepcionantes. La goleada de Villarreal y el inesperado traspié del Betis hacen que la cita llegue en un momento francamente mejorable.

Además concurre la circunstancia de que los verdiblancos arriban a la isla con nueve profesionales fuera de cobertura. Entre el sinfín de lesiones y la sanción de Perraud, Pellegrini se enfrenta con el reto de, por ejemplo, no contar con un solo lateral. Y de esa manera, a ver qué ocurre en Son Moix a la hora del almuerzo, que poco después visita Nervión el Espanyol, el inquilino de una de las plazas que abocan al descenso y siete puntos abajo de los de García Pimienta.

Se trata de una cita que el Sevilla debe resolver y que se da cuando el equipo viene con la moral por las nubes por el triunfo de Montilivi. Triunfo que tiene como dato principal el golazo de Lukebakio sobre la última campana. Un triunfo que calmó los ánimos de la afición y que cobró especial relevancia por lo que supuso en la tabla para el fútbol según Sevilla. Y pronosticando que es gerundio, aparentemente se trata de dos empresas muy dispares, conque a ver qué pasa.