El parqué
Caídas ligeras
Que no escuche yo quejarse a un solo presidente porque todos votan sin rechistar el “sí bwana” al dictado de Tebas y Florentino. Cinco jornadas –me sobraron cuatro– han bastado para darme cuenta de que se han cargado el fútbol español para mayor gloria de LaLiga, –que no la liga–, de Mbappé.
La regla del 1:1, esa compleja ecuación que no entiende ni un auditor de cuentas, es el nuevo impuesto con que todos los clubes han financiado el fichaje de la estrella francesa. Hace 20 años fue el mangazo del leonino reparto de los ingresos televisivos. Tragaron con las migajas pese a los avisos de un Del Nido al que tildaban de Quijote contra los molinos de viento. Pero ya el cuarto de la Liga percibía tres veces menos que el último de la Premier inglesa.
Y esto pasa siempre que el tragadero se ensancha, que ya entra casi todo. El control del límite salarial ha mandado al torneo español al nivel de la liga de Indonesia. Normal si los clubes no pueden fichar ni renovar a sus futbolistas. Las plantillas se han llenado de canteranos y jugadores que saltan de Primera RFEF. No son ya los petrodólares de Arabia, es que en la liga mexicana, brasileña... cobran más y el club español sencillamente no puede. Entre los dos banquillos ayer de un Girona-Barça, un duelo de equipos Champions, había ocho jugadores con dorsal superior al 25. Por no hablar de los chavales que han tenido los culés que inscribir con ficha del primer equipo para que nos creamos que se puede pasar de -140 millones a 400 y pico de límite salarial.
Pues señores, presidentes todos, enhorabuena. Mbappé está aquí ya y Tebas se habrá pegado algún homenaje brindando por el contrato firmado esta semana para que LaLiga se vea en China. La escena está perfectamente descrita hace ya 500 años en el pasaje del ciego de Tormes, que le recriminaba a Lázaro que se estuviese comiendo las uvas de dos en dos. “¿Que cómo lo sé? Porque yo voy de tres en tres y estás callado”.
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