Reflexiones sobre vacar en agosto

Siempre es así, que se acabe el veraneo con el retorno del fútbol de verdad, con los carruseles radiofónicos a toda pastilla, con el sonido genuino del gol mediante el pitido del morse en cada punto del dial más la sobredosis televisiva. Agosto busca las tablas y las playas van quedándose sin gente, de esas mesnadas que las tomaron en un agosto en el que hubo de todo y en el que ponerse a ver el telediario era como liarse a llorar y no acabar. Última semana del ferragosto, tiempo vacacional por excelencia, que parece que no eres nadie si no vacas en él. Y pasa lo que pasa, que en cualquier mes se veranea mejor que en ese agosto en el que la demanda hace que las ofertas se disparen. No escarmentamos y elegir agosto parece sinónimo de influencia, por mucho que a la hora de la verdad, agosto sea una incomodidad.