Realidad tras unos sueños infundados

Habrá sido una noche de sueños ilusionantes quedando todo al albur del bombo navideño. Es lo mismo de siempre, este 22 de diciembre mirado como utópica tabla de salvación igual antaño que ahora. Bueno, ahora un poco más, que estamos caninos y con el temor de que lo peor está por llegar tanto para las clases activas como para esas pasivas que miran al futuro como aquél que comía de mano ajena, siempre mirando a la cara por si la tenía mala o buena. Un año más, ésta es la mañana de la radio por antonomasia, esas radios a toda leche en el bar o en la banqueta, la radio de cretona que dio paso al transistor y de ahí al discreto pinganillo. Hoy nos levantaremos más ricos que nunca gracias a unas ilusiones disparadas y nos acostaremos tan pobres como siempre, que la realidad es muy cruda y bastante dura.