
Tribuna Económica
Carmen Pérez
Para octubre de 2025
Tardes de cuaresma, tardes de quinario. Tiempo de reencuentros, de retomar el pulso a la hermandad, de volver a la cofradía: papeletas, túnicas, capirotes. Todo entra en una euforia del preparativo. Tardes de quinario, de admirarse en los exornos, con los Titulares alzados en sus altares esperando ver entrar por la puerta al hijo pródigo que regresa cada año. El recuerdo a quienes nos llevaron a la hermandad, a tantos que ya no están, pero cuya presencia, gloriosa y eterna, sigue en nuestra memoria. Mañana reluciente de función principal y protestación de fe: otro rito perseguido en este tiempo de la impaciencia, donde todo sobra y no se separa lo esencial del exceso.
Día de reafirmar el fondo y la forma, la fe y la pertenencia a la cofradía (no, nunca son largas las colas para protestar la fe: pongan música, recen mientras y demos gracias por los hermanos que hoy somos, descendientes de los que fueron y maestros de los que vendrán). Mañanas de función, como me recuerda siempre uno de los mejores cofrades que he conocido, –“el día más bonito del año”– porque se comparte ser hermandad, juntos, en comunión y ante los titulares. Muy distinto al día de salir a las calles a expresar nuestra fe externamente (que no públicamente, porque, que sepamos, nuestros cultos no son privados).
Días de alegría y reencuentro. Alegría sí, porque no somos tristes, podemos ser graves o solemnes en las formas, pero nunca tristes. Hacemos penitencia, pero con alegría de cristianos que buscan a Dios en los cultos y los hermanos. No se entienden tantos cofrades con cara de vinagre, como si perdieran un concurso por sonreír. Cofrades con la cara más larga que un viernes de vigilia, que probablemente, en su hosquedad, esconden sus propias inseguridades y debilidades: deben pensar que quinario viene de quina. Parece que les estorba que los hermanos vuelvan a su casa.
Alegrémonos, que son los días más bellos e intensos del año, en los que la memoria elige llamar a nuestra puerta. Gaudeamos igitur.
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