Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Otro entrenador devorado por la grada del Ramón Sánchez-Pizjuán y por la debilidad de una cúpula en la gestión que sólo es capaz de mantenerse firme para permanecer aferrada a sus cargos y para cobrar unos salarios que ya quisieran muchos de los mejores CEO que puedan ejercer en Sevilla y en Andalucía en general, incluidos todo tipo de políticos en los diferentes cargos públicos. Pero a la hora de las espaldas anchas y aguantar el temporal, nada de nada, fuera y a por el siguiente. Unos salen bien, como José Luis Mendilibar, y otros son tan ruinosos como Sampaoli.
Diez entrenadores en diez años es el balance de José Castro teniendo en cuenta que ha ganado un montón de títulos con Unai Emery, Julen Lopetegui y ahora con Mendilibar. Pero el único que hizo las maletas voluntariamente fue el primero de los tres vascos, los otros dos se fueron sin más remedio por su parte con poco más de un año de distancia.
Es cierto que al entrenador destituido le estaba costando más de la cuenta dar con la tecla para que el equipo no sólo se basara en sus arremetidas al ataque para acabar más o menos de la misma forma, pero también se deberían tener en cuenta una serie de eximentes. Por ejemplo, que la plantilla se la hicieron cuando ya se habían disputado tres partidos de Liga, que muchos estaban pendientes de salir y también de llegar, que Soumaré, Lukébakio, Sergio Ramos y Mariano, un elevado porcentaje de los futbolistas del cuadro definitivo, ni siquiera habían jugado un solo minuto durante todo el verano con sus equipos. Mejor dicho, dos de ellos ni siquiera tenían equipos.
Así que por mucho que la exigencia de la salida de Mendilibar haya sido casi unánime en esas redes sociales que jamás fallan (ironía, claro), tal vez hubiera sido necesaria un poco más de coherencia con la renovación tras el título, hace poco. Ya puestos, que elijan al sustituto en un referéndum, con sus urnas y todo. Total...
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