La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
No es buena noticia para Sánchez el triunfo de Trump. Si Biden demostró desinterés al presidente español, que luego mejoró discretamente cuando alguien sopló al oído del presidente “Rota, Rota”, con Trump es más difícil la menor simpatía.
Han coincidido en el G-20 y de la OTAN e intercambiado saludos de cortesía sin entusiasmo; Trump nunca invitó a Sánchez a la Casa Blanca. No está especialmente interesado en España excepto por la relevancia de las bases de Morán y Rota, sobre todo la segunda con un papel fundamental en los conflictos internacionales. Pero pueden cambiar las cosas a peor porque uno de sus proyectos es la creación de una base militar en territorio marroquí.
Marruecos tiene mucha importancia estratégica y Trump pretende convertirlo su gran aliado en el área mediterránea. Si lo hace y Rota pierde la relevancia actual, las relaciones bilaterales cambiarán. Además, el nuevo papel de Rabat variará también las relaciones con España, como el control de la inmigración ilegal, la colaboración policial en la lucha contra el terrorismo, la estabilidad de Ceuta y Melilla, y el comercio. Por no mencionar el Sahara, aunque Sánchez ha aceptado ya su absorción por Marruecos.
Tampoco Trump ve con buenos ojos el “Gobierno de izquierda progresista” del que presume Sánchez, sino que considera que se trata de un Ejecutivo comunista radical con el que no se debe tener excesivo trato. Le ha molestado la defensa de Sánchez de la creación de un Estado palestino, y que Sumar defienda una posición tan contraria a Israel en la guerra contra Hamas. Tampoco ve con buenos ojos a la UE, excepto a los países con gobiernos de extrema derecha con los que tiene buenas relaciones, capitaneados por el húngaro Viktor Orban.
En el plano económico, Trump lleva tiempo pidiendo una vuelta de tuerca en el comercio con Europa, y defiende unos aranceles que pueden ser letales para sectores industriales, agrícolas y alimentarios españoles. El triunfo de Trump tiene consecuencias desastrosas para un gran número de empresas de nuestro país.
¿Importa? Sí, mucho. EEUU sigue siendo un país potente y con Trump tendrá aún mayor protagonismo. Hay guerras en Oriente Próximo en las que el republicano defiende posiciones distintas a las españolas y, aunque ambos pertenecemos a la OTAN, un presidente con su prepotencia es un problema para España. Más todavía con un Sánchez que vive el momento más difícil de su mandato, con tantos frentes abiertos y un serio conflicto institucional.
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