El problema no es equivocarse en dolberg

Echar a Sampaoli y dar otro giro significa pagar tres veces el sueldo del técnico del próximo año

06 de marzo 2023 - 01:49

Equivocarse en el fichaje de Dolberg me parece una anécdota, una soberana tontería. Sus negativas consecuencias, deportivas y económicas, las comparo con las que produjo la apuesta en su día por Rubén Vega, por citar a uno de los primeros tiros fuera de la diana que dio Monchi en su carrera como director deportivo.

Grave, lo que se dice grave, es el agujero económico que van a dejar los bandazos en la dirección de la plantilla del que una sociedad como el Sevilla puede tardar varios años en recuperarse.

El 6-1 del Metropolitano ha soliviantado ya a los listos que recetan con el dinero ajeno, entre otras cosas porque no les duele. El peligro está en que lo apresurado de las decisiones a menudo se mide por la cifra de decibelios de los pitos contra el palco. Si destituir a un entrenador a la séptima jornada de Liga es tirar por el sumidero una partida curiosa de millones, ¿alguien ha reparado en las consecuencias de hacerlo por segunda vez en la misma temporada y en ambos casos teniendo firmada la siguiente? Entre finiquitos y salarios mandar a su casa a Sampaoli y a su corte significaría ventilarse así como así unos 25 millones chispa más o menos en una partida, el del sueldo del cuerpo técnico, en la que el Sevilla presupuesta anualmente entre 6 y 8.

Eso al margen de lo que costaría -o costará, porque doy por hecho que saldrá intentando cobrar hasta el último céntimo y buscando culpables hasta en la utillería- contratar a un nuevo entrenador. Para empezar, dar con el que esté dispuesto a dejarse convencer por unos gestores a los que les queda 10 minutos en el cargo. Como es lógico, antes de empezar a hablar, la primera condición será un segundo año. Con lo que tendremos que el Sevilla habrá pagado en marzo tres veces y a precio de técnico top la ficha del entrenador de la próxima temporada sin saber en qué categoría estará. Ojito y cuidado porque esto no es equivocarse en Rubén Vega o en Dolberg.

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