La plaga de lesiones que no cesa

Profusión de lesiones en general y musculares en particular. La causa principal y eso resulta indiscutible es la cantidad de partidos programados y un problema añadido es el de que la cantidad de compromisos de las selecciones nacionales provoca que el riesgo de lesión muscular conlleve la ausencia de las estrellas de cada equipo. A las selecciones va lo mejor de cada casa por lo que el temor de quedarse sin su estrella es obvio.

La lesión de Lo Celso es una de las muchas que encendieron las alarmas en esos clubes que aportan futbolistas a su selección. Pero choca que coincidiendo con la perfección alcanzada en la preparación física siga produciéndose un número tan alto de lesiones musculares. Y en la preparación física también entra la alimentación. La ingesta en estos tiempos está perfectamente estudiada en el plano individual mediante el nutricionista que engrosa el cuerpo médico de cada club.

Todo esto es como predicar en el desierto, pues la tendencia es un aumento progresivo de partidos con el riesgo de problemas físicos irá in crescendo. Reconozco que esta prédica es como un hablar por hablar en el convencimiento de que no se tomarán medidas que tiendan a la reducción de partidos empezando por la lógica reducción de competiciones. Y el último caso ha sido la lesión del sevillista Chidera Ejuke el domingo en Barcelona y tras una odisea con Nigeria, su selección.

Porque esa es otra, los largos desplazamientos intercontinentales con el adobo de los inconvenientes que surgen en el continente africano. Y es que la lesión de Ejuke puede haber tenido su origen en la kafkiana aventura sufrida en Libia donde estuvo retenido en el aeropuerto durante doce horas. El músculo necesita puesta a punto y no está garantizado que el cuido sea el adecuado cuando el jugador sale del abrigo de su club. Predicar en el desierto, sigamos para bingo.