Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
Cuando Diario de Sevilla nació en el año 1999, la ciudad todavía padecía la resaca de la Expo del 92. Y lo que nos duró. Nos preparábamos para vivir el Mundial de Atletismo y soñábamos con unos Juegos Olímpicos que nunca llegaron. Sevilla era menos peatonal y aún no andábamos en bicicleta por las decenas de kilómetros del carril bici. El único patinete que veíamos era el que nos echaban los Reyes Magos. En la Encarnación todavía estaba el descampado que se utilizaba como aparcamiento. Y el mercado de abastos, eternamente provisional. Ese año de 1999 se inauguró el Estadio de la Cartuja, se bajó el Giraldillo para su restauración, una noticia de las importantes, de las que ocupan muchas páginas en los periódicos. El mismo año que nació el periódico, Sevilla celebró la Coronación Canónica de María Santísima de la Estrella y Alfredo Sánchez Monteseirín se estrenó como alcalde. Joaquín Sabina lanzó su famoso 19 días y 500 noches y ya se alzaba la voz a través de las canciones contra de la violencia de género. Ecos del Rocío lo hicieron con su tema El gorrión. Por eso, cuando el 28 de febrero de 1999 se fundó el Diario de Sevilla, llegó para quedarse, para ser testigo de muchísimos cambios en la ciudad y en la sociedad. Y pronto se convirtió en una publicación referente.
Muchos pueden definir al periódico del Grupo Joly como un tabloide riguroso, veraz, útil y cercano. Defínalo como usted quiera. Yo diría que este periódico es lo que es hoy en día gracias a sus magníficos periodistas. Gente como Carlos Navarro Antolín, una firma de referencia en la ciudad. Es sin duda el fedatario de lo que pasa en Sevilla. Audaz, mordaz, independiente y lleno de talento. Paco Correal, el corazón, el periodismo de autor, el cronista de lo que pasa, de lo que no pasa, de lo que vemos y de lo que nos pasa desapercibido. Luis Carlos Peris, el valor de la experiencia, el testigo directo de innumerables hechos, el enlace entre generaciones. Juan Parejo, imprescindible en todo periódico que quiera ser referencia en una gran ciudad. Diego Geniz, un periodista que tiene algo tan difícil de conseguir como es el criterio propio en cualquier tema que trate.
Jorge Muñoz, el rigor y la seriedad de los tribunales, una firma de indudable solvencia. Fernando Pérez Ávila, sus crónicas de sucesos, siempre certeras, deberían de figurar en todas las facultades de Periodismo. Francisco José Ortega, la precisión en la información deportiva. Ana Sánchez Ameneiro, pionera en defender una ciudad más verde y sostenible. Y otras firmas fundamentales como Stella Benot, imprescindible en la información política, Braulio Ortiz en cultura o Cristina Valdivieso en sanidad.
Como decía el escritor y periodista Chaves Nogales: “El periodismo consiste en observar, preguntar, entender y contar.” Es lo que ellos han hecho y siguen haciendo. Felicidades. A por otros 25 años más.
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