Visto y Oído
SoniaSonia
Suele pasar que el fútbol conceda pronto la revancha con la que ayudar a la cauterización de heridas. Y hoy le llega al Betis la posibilidad de borrar en parte, sólo en parte, sus recientes descalabros. Mestalla. Chequia y Anoeta como recuerdos ominosos de una imagen absolutamente maltratada y que hoy se encuentra con una especie de cita venenosa, ya que es mucho lo que tiene que perder como muy poco lo de ganar.
Y eso tan poco que ganar le llega ante un rival de muy inferior categoría y que antaño se cruzaría en el camino del Betis. Especialmente y por los aficionados más veteranos se recuerda un partido en el que los catalanes del San Andrés (entonces ni pensar en llamarle Sant Andreu) impidieron que el Betis retornase a Primera División. Estábamos en 1970 para que en la penúltima jornada llegase a Heliópolis el equipo catalán de la mano de Fernando Daucik.
Con Antonio Barrios al mando de las operaciones verdiblancas y ex aequo arriba con el Málaga, el empate beneficiaba a los malaguistas de Viberti y la compaña. En el equipo rojigualda venía Yanko con la compañía del ex sevillista Diéguez para que Jaime Sabaté fuese el defensa central. Viejos conocidos con el que lideraría años después una defensa que lograría la primera Copa del Rey. Tarde de calor sofocante, tórrida a las cinco de la tarde habituales para el inicio y cero goles.
Aquel empate con todo a favor de corriente fue un duro contraratiempo para un equipo que tendría que esperar un año para el deseado retorno. Más de medio siglo después vuelve el Betis a enfrentarse con los cuatribarrados y lo hace en el Narcís Sala, un campo de césped artificial que hace más inquietante esta cita del Betis con la inexcusable obligación de ganar. Eso sería lo normal en situación de normalidad, algo que ahora no es lo que vive el Real Betis Balompié.
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