Visto y Oído
SoniaSonia
¿Qué pasa con las atarazanas? ¿Siguen las obras? ¿Están paradas? Estas preguntas y otras parecidas somos muchos los que nos formulamos. Hace meses que no tenemos noticias. La última información al respecto fue el pasado 4 de julio con la comparecencia del, entonces, Consejero de Turismo, Deportes y Cultura, Arturo Bernal. Entre otros extremos manifestó que la Junta de Andalucía recepcionaría, en los siguientes días, los trabajos realizados por la Fundación La Caixa, que suponen el 70% del total, y empezaría, en los siguientes meses, la segunda fase hasta completar la recuperación del edificio en su totalidad. Ante estas afirmaciones surgen nuevas preguntas: ¿Se ha recepcionado ya la obra? Es muy posible que así sea dado que la Dirección Facultativa emitió el correspondiente Certificado Final de Obras con fecha 1 de julio, que fue visado por el Colegio de Arquitectos el día 11 del mismo mes. En este caso, si la primera fase se da por concluida, cabe plantearse nuevos interrogantes sobre la segunda fase: ¿en qué consiste esta fase? ¿se ha redactado ya el proyecto? ¿Quiénes componen el equipo redactor? ¿se han iniciado ya los trabajos? Dado que se ha producido una restructuración de la Consejería con cambio, incluso, del titular, cabe esperar de sus nuevos responsables, un rápido pronunciamiento sobre todas estas cuestiones planteadas.
Pero mientras se despejan todas estas incógnitas existe una cuestión grave y urgente a resolver. Me refiero al estado de conservación del fragmento del recinto amurallado de la ciudad que se encuentra en el interior del edificio de Atarazanas. Se trata de la parte más antigua del edificio, compuesta por un lienzo de más de setenta metros de longitud, de muralla almohade, otros tantos de barbacana, una torre y una puerta acodada que formó parte del sistema defensivo del Postigo de Aceite. Ha sido excavada hasta su cota original del siglo XIII. Pues bien, todo este valioso recinto se haya inundado por aguas fecales desde hace seis meses. ¿Cómo es esto posible? Hagamos algo de historia. Cuando, en febrero de 2022, se iniciaron las obras, aún se creía, equivocadamente, que el nivel original se encontraba a -5 metros de profundidad (luego se comprobó que estaba a solo -2,40 m.) Por ello se proyectó en la medianera entre Atarazanas y el Hospital de la Caridad, un gran muro-pantalla formado por un centenar de pilotes de hormigón de 12 metros de longitud. Una obra de esta magnitud no podía pasar desapercibida para los edificios cercanos. Y, en efecto, no lo fue. De inmediato aparecieron numerosas grietas en la Caridad por lo que, el 1 de junio de ese año se ordenó la paralización de estos trabajos, quedando un fragmento de muro sin terminar y, por tanto, sin protección, precisamente en la zona del recinto amurallado.
La empresa consultora encargada de analizar estos daños los atribuyó a la existencia de roturas en un viejo colector de alcantarillado del Hospital, paralelo a la medianera. Fuera esta o no la causa de las grietas de la Caridad, lo que es indudable es que, con las lluvias de esta primavera, el indefenso recinto amurallado se vio inundado por aguas fecales presumiblemente procedentes de dicho colector. Los que, en su día, tuvimos conocimiento de este hecho dimos por supuesto que, inmediatamente, se habrían tomado medidas para su evacuación, limpieza y solución definitiva. Por eso ha sido grande nuestra sorpresa al leer en el último informe de la Dirección Facultativa, de 27 de junio, o sea a solo 4 días de finalizar los trabajos, que “actualmente el fondo de la cota original del siglo XIII se encuentra inundada de agua procedente del subsuelo”. Esto es, las obras se han terminado con el recinto amurallado inundado y sin solucionar. Hay que recordar además que, a causa de estas aguas, no se han podido excavar las naves 6 y 7 hasta su nivel original, imposibilitando por ello, recuperar la altura y escala primitiva del monumento, una de las razones principales de esta intervención.
La constante presencia de estas aguas fecales está dañando gravemente estos valiosos restos arqueológicos, máxime cuando se acerca la época de lluvias, lo que agravará el problema, a la vez que dificultará la solución. Urge pues que la Junta de Andalucía, comprometida con la reparación del Hospital de la Caridad, acometa inmediatamente la reparación o sustitución del colector dañado, lo que permitiría el cierre de la medianera con las Atarazanas, no ya con el pilotaje desmesurado anterior, sino con una solución más convencional, dada su menor altura. Una vez cegada la medianera podrán excavarse las naves, recuperando sus dimensiones originales. Y volviendo ahora a las preguntas iniciales, surgen algunas nuevas ¿Es consciente de estas circunstancias la Consejería de Cultura? ¿La prevista segunda fase incluye los trabajos necesarios para solucionar los problemas expuestos? ¿Cuándo se inician las obras? Sevilla espera una respuesta.
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