Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
Una semana después del bofetón de Will Smith a Chris Rock durante la gala de los Oscar, el asunto sigue dominando la conversación popular. Mientras el relato de la Academia de Cine de Hollywood se pone en duda -si bien recalcan que se ordenó a Smith abandonar la ceremonia, negándose éste a hacerlo, mientras otras fuentes aseguran que se limitaron a hablar con su representante para sugerírselo indirectamente-, y con los análisis y debates abiertos todavía en torno a lo sucedido, un nuevo vídeo grabado desde una butaca del Teatro Dolby de Los Ángeles muestra ahora la reacción de Jada Pinkett, mujer del intérprete, tras la agresión protagonizada por su marido en público y ante medio mundo.
En la retransmisión oficial se pudo ver el rostro de desaprobación de Pinkett cuando Rock bromeó con la idea de que esta pudiera protagonizar una secuela de La teniente O'Neil, película en la que Demi Moore aparecía con la cabeza rapada. La actriz, que recientemente había hecho públicos sus problemas de alopecia, torcía el gesto y levantó los ojos al cielo antes de que su marido se levantase a abofetear al cómico. En un nuevo vídeo difundido en las redes se puede ver al ex príncipe de Bel Air volver a su asiento. Mientras, en su asiento, su esposa parece reírse ante la circunstancia y en ningún momento le reprende a Smith por lo que acaba de hacer.
Después de convertirse en inesperada protagonista de la noche a cuenta de sus problemas de salud y antes de las disculpas públicas de su esposo hacia la persona a la que había golpeado, Jada publicó en su Instagram esta inquietante frase: "es tiempo de sanar". ¿Sanar de qué?, ¿quién? ¿Quién debe recuperarse de este desgraciado suceso? ¿Ella, víctima de una broma de muy mal gusto? ¿Chris Rock, de la bofetada y el ridículo público? ¿Will Smith, de la herida irreparable que ha causado a su imagen ante los espectadores?
Llama la atención que Will Smith y Jada Pinkett proclamaran a los cuatro vientos desde hace años que tienen una relación abierta -para mantener relaciones sexuales con otras personas se entiende-, y que a fin de cuentas se dejaran caer con esta reacción poco menos que neanderthal ante el escarnio público a su mujer.
¿No era Jada capaz de defenderse por sí sola? Ni siquiera intervino, ni para bien ni para mal, en la escena. Es más, parecía encantada con la defensa machista y agresiva que practicó su marido para defenderla de la burla.
Will Smith y Jada Pinkett estaban en su pleno derecho de ofenderse y defenderse, pero por la forma de hacerlo han perdido todo el derecho y ahora son blanco de todas las críticas.
También te puede interesar
Lo último
Solas | Crítica de danza
Carne fresca para la red
Orquesta Bética de Cámara. Concierto 1 | Crítica
El regreso de Turina a Sevilla