Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
Christopher Geidt. Es muy probable que el nombre no les diga nada, pero su cargo les va a hacer esbozar una sonrisa: supervisor de estándares éticos del Gobierno de Boris Johnson. Pues sigan riendo: el bueno de Chris dimitió ayer.
No sé qué me ha llamado más la atención, si la existencia del cargo o que haya tardado lo que ha tardado en presentar su renuncia al cargo teniendo que trabajar sobre lo que decide el ínclito Boris.
Resulta que Geidt era un asesor independiente del gobierno británico encargado de velar por la ética de la gobernanza del bueno de Boris. Para más inri, había sido secretario personal de la reina Isabel II con anterioridad, por lo que ha debido pensar en más de una ocasión últimamente qué demonios estoy haciendo yo aquí.
No ha sido hasta que el comité parlamentario creado para decidir si Johnson debía dimitir por sus fiestas en la sede del primer ministro inglés durante las restricciones del covid, cuando Geidt ha puesto en duda que esos acontecimientos no hayan sido una ruptura del código ético y por tanto motivo de dimisión del cargo, no del suyo, que también, sino del propio Boris Johnson.
Como todos sabemos, Boris decidió no dimitir por tomar unas copillas en pandemia y se salvó de la moción de censura en último extremo. Ahí sigue dando juego y titulares. Ahora por ejemplo con los vuelos para deportar personas a Ruanda. Genio y figura.
El tema es que Geidt se lo ha pensado mejor, y ahora sí, ha dimitido por esos acontecimientos. Todo bien si no hubiera tardado tanto, pero bueno, al menos pone su cargo en manos de su jefe y se va a su casa con la conciencia ¿tranquila?
Ahora podemos jugar a imaginar lo que duraría un supervisor de estándares éticos en el Gobierno de España o en el de cualquiera de nuestras comunidades o ayuntamientos. No aburriré con ejemplos. Ni presentes ni pasados; ni de un signo ni de otro.
A buen seguro que a todos se nos ocurren casos para presentar la dimisión en ese puesto como para hacer un listado propio y no coincidir en ninguno de los ejemplos. Con todo y con eso, yo preferiría que el puesto existiese. Bendita democracia británica.
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