Manuel Campo Vidal
Con Trump y Musk se acelera la ultraderecha mundial
Huracán, casi tsunami, en la Real Federación Española de Fútbol. Con la entrada del gallego Rafael Louzán han empezado a pasar cosas que no se explicaba el porqué no sucedían. Por ejemplo, que la Federación y LaLiga no peleen en la misma trinchera y que pareciera imposible que ambas instituciones fueran a su bola en vez de remar en la misma dirección. Entre otras cosas, para bien del fútbol española; o sea, el bien común.
No sé qué pensará Florentino Pérez de dicha unión, pues archisabido es que en todos los guisos mete la cuchara el omnímodo presidente del Real Madrid. Hasta el momento un punto clave en su estrategia particular era chafar cuanto saliese de la sesera de Javier Tebas, un madridista confeso al que no aceptaba. No sé cuántas denuncias ha interpuesto el señor Pérez a LaLiga, léase Javier Tebas, por lo que hay expectación por saber cómo se conducirá en adelante.
La cosa era como una especie de huevo de Colón y vamos a ver si con su presencia en la Federación encuentra LaLiga menos chinitas en el camino. Ahora también falta que le sirvan en bandeja de plata, o de hojalata, la cabeza de Luis Medina, el todavía jefe de la clase arbitral. Con la guerra que ha desencadenado desde sus medios el Real Madrid contra el sevillano, por lo pronto ya ha logrado que haya perdido su silla en los sanedrines de la Federación.
¿Durará al frente de los árbitros? El presente arbitral no pasa por su mejor momento, sobre todo por la torticera utilización que del VAR se hace a menudo. Quién sabe cuál será su futuro, pero lo más llamativo de cuanto ha sucedido en este maremágnum, la palma se la lleva la captación de Javier Tebas para la causa. Aunque desde casi todos los estadios se corea el “Tebas, vete ya”, lo cierto es que era inconcebible que el fútbol caminase siempre como un espécimen bicéfalo.
También te puede interesar
Lo último