La noche como peligro del que huir

12 de septiembre 2024 - 03:09

Nunca a los niveles actuales, pero la caza del futbolista es un arte cinegético que funciona desde tiempo inmemorial. Un futbolista es un personaje que puede considerarse un buen partido para las muchachas casaderas, en edad de merecer, pero con las leyes actuales, tan proteccionistas y de tanta desigualdad, hay que considerar que el pelotero tiene muchas posibilidades de acabar en el talego tras una noche de farra.

El caso protagonizado por Daniel Alves fue la punta de un iceberg ciertamente peligroso. El futbolista de élite es una especie de pieza digna de la caza mayor. Físicamente con cuerpos de deportistas bien tallados en el gimnasio van por la vida con la cartera bien nutrida y eso los convierte en objetivo ideal según avanza la madrugada bajo luces de neón. Y procede que la desconfianza sirva de escudo para que no le pase como ahora le está pasando a Rafa Mir.

Sin saber el grado de culpabilidad de este sevillista en el exilio de Mestalla, la verdad es que el daño es irreversible. La imagen de ese futbolista que sale en los cromos esposado ya no hay quien la borre de la retina. Culpable o inocente, la presunción de inocencia está para no ser usada y ahí están los platós televisivos para la carnaza con la que batir las marcas de audiencia el día de autos y un puñado de días más, que la mancha de la mora con otra mora se quita.

Tienen los futbolistas un peligro más del que alejarse. Así como el cuido físico es tan de obligado cumplimiento como una alimentación adecuada han de añadir entre sus obligaciones velar por su intimidad y saber qué relaciones pueden darles problemas y cuáles no. Se están dando demasiadas denuncias y pábulo a hechos que pueden ser infundados. Y mientras se demuestra o no he ahí al futbolista famoso esposado y pernoctando un par de noches por cuenta del Estado.

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