El parqué
Caídas ligeras
Amanece Nochebuena, la noche de todas las noches, lo que ya es amanecer. La noche que escarba en los adentros para que la alegría se trufe con la nostalgia, con una insoportable dosis de nostalgia. Todo es como un rito que se repite anualmente y en el que tiene especial incidencia el capítulo de bajas, esas ausencias que se harán más dolorosas cuando en la gran mesa de la celebración se enfoque el lugar que ocupaban los que no volverán. Cuando la copa de oloroso abra el fuego ya no habrá punto de retorno y la catarata de recuerdos fluirá sin solución de continuidad hasta la Misa del Gallo en ese cenobio cercano donde todo es más íntimo y donde parece que las notas del órgano brotan del mismísimo Maese Pérez. Nochebuena en el alma, una más como muesca en la canana y seguro que una menos, eso es.
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