La ventana
Luis Carlos Peris
Inocentadas a diario
Hay veces, muchas veces, en que el afán recaudatorio conlleva un envenenado efecto boomerang y eso ha pasado con la encerrona de Marco Pérez en Las Ventas. Indudablemente considerado niño prodigio que como tal ha sido tratado en unos años en los que tenían que hacer piruetas legales para que pudiese torear en público, con la aparición de la hora de la verdad las prisas por rentabilizar la inversión les ha jugado en contra. Lo han metido en el demoníaco berenjenal de ponerlo desnudo ante la severidad del tribunal madrileño y la apuesta no ha salido como se presagiaba y, sobre todo, se deseaba. Todo fue una alfombra mullida hasta ese día de San Fernando en que lo echaron a los leones venteños que con su despiadada exigencia sacaron de sus casillas al imberbe torero salmantino. Esperemos que sólo haya sido un mal trago y que Marco supere ese trago, pero la impresión es que fue muy arriesgada la prueba a que fue sometido el viernes y que las prisas por hacer caja pueden volverse en contra.
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