Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Tesorerías cortitas con sifón y propósito de enmienda en el fútbol según Sevilla. En ambas aceras, el euro se mira con microscopio y en ese propósito entra la determinación generalizada de que hay que nutrirse del producto autóctono. Fichar referentes diferenciales y que la cantera haga el resto, lo cual suena bastante a lo de a buenas horas, mangas verdes, pero indudablemente es mejor tarde que nunca, seguro que sí.
Es lo ideal eso de que los escalafones inferiores compongan un porcentaje alto en el vestuario, pero para eso hay que hacer una labor de blindaje efectivo. No puede ser que ese pujante Barça de cantera tenga futbolistas que nacieron lejos de Cataluña y los casos de Ansu Fati, Gavi o Fermín son ejemplos evidentes de cómo se pescó en caladeros lejanos mediante la vieja conseja de untar a los progenitores. Una práctica que debería estar más perseguida de lo que en realidad está.
Las canteras de aquí son ricas en talentos y si miramos el caso del Sevilla bien que le sirvió, léase Reyes y Sergio Ramos, para enlucir la caja como elemento clave para ir a tanta conquista de plata como consiguió. Entre esos canteranos y la labor de Monchi fichando talentos jóvenes que, a la postre, también fueron muy rentables se fraguó el gran Sevilla de las conquistas continentales. O sea que cuidar la cantera sirve lo mismo para un zurcido que para un descosido.
En el caso del Betis, la práctica destrucción de los escalafones inferiores por ordeno y mando de Lopera fue un dique que no dejó crecer a la entidad, aunque surgieran milagros como Joaquín o en un tiempo actual Fabián. Pero volvemos a la preocupación que subsiste sobre la vulnerabilidad de la cantera y su conversión en caladeros para el pirateo más indecente. Por tanto, mientras las canteras no estén suficientemente protegidas siempre, siempre, se temerá lo peor.
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