La ventana
Luis Carlos Peris
Inocentadas a diario
Siempre nos quedará Messi y aunque su participación en el juego no tenga la intensidad de antes, es un regalo para los sentidos comprobar cómo cada balón que le llega se las avía para mejorarlo. Impresiona verlo y cuando se apoya en Busquets, el lance nos retrotrae a aquel Barça que enamoró al mundo durante más de un decenio. Y es que cuando pasó al PSG empezamos a echarlo de menos para que este Mundialito nos haya ofrecido la oportunidad de volver a recrearnos con su inigualable calidad.
Decíamos ayer que este Mundialito está protagonizando el papel de paliativo para el síndrome de abstinencia que el verano suele provocar en los adictos a este juego. Pero cuando, además, sirve para devolvernos el placer de volver a recrearnos con el mejor de todos los tiempos ya resulta impagable. Desde antier noche, el argentino está derramando ríos de tinta alabando sus formas, lo que, de por sí, justifica plenamente lo que considerábamos un engendro recaudatorio.
A sólo tres días de cumplir 38 años, Lionel Messi ha reaparecido en el gran escaparate tras permanecer en segundo plano desde que hace cuatro veranos abandonó Can Barça. Su estancia en París pasó sin ruido y en Miami su concurso se infravaloraba por la propia idiosincrasia del soccer, pero no es un satélite sino astro con luz propia y sólo faltaba un buen escaparate para devolvernos la fe en él. Fue una delicia ver cómo le ganaba al Oporto y qué gol marcó.
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