La ventana
Luis Carlos Peris
Abundando en el cambio horario
El cáncer es la primera causa de morbilidad y mortalidad en España, con una incidencia global de 395 casos nuevos por 100.000 habitantes en el año 2022. En la población general, el cáncer es la segunda causa de muerte, después de las enfermedades del aparato circulatorio, aunque en los hombres es, desde el año 2000, la primera causa de muerte.
Aunque el riesgo de cáncer a lo largo de la vida es similar entre hombres y mujeres, la incidencia (casos nuevos) de la mayoría de los tipos de cáncer es más alta en los hombres que en las mujeres. Sólo los cánceres de mama y de tiroides son más frecuentes en las mujeres que en los hombres. Este exceso de riesgo entre los hombres está bien reconocido, pero no conocemos sus causas.
Se realizaron algunos estudios para conocer los factores explicativos de las diferencias en la incidencia de cáncer por sexo. Hasta ahora se pensaba que las diferencias en el consumo de tabaco y alcohol, la dieta, el acceso y el uso de los servicios de salud y la detección del cáncer entre hombres y mujeres eran las causas de estas desigualdades en el riesgo de cáncer entre ambos.
Comprender las razones que subyacen a las diferencias por sexo en el riesgo de cáncer podría generar información importante sobre la etiología y prevención del cáncer.
Recientemente se ha publicado un estudio en la revista Cancer, que sugiere que este mayor riesgo para la mayoría de los cánceres en los hombres se debe a las diferencias biológicas subyacentes entre los sexos, como las diferencias fisiológicas, inmunológicas, genéticas, epigenéticas, genómicas y de otro tipo, más que a las diferencias de comportamiento relacionadas con las exposiciones cancerígenas, como el consumo de tabaco y alcohol, la dieta, la antropometría (peso y talla) y otros factores. Es decir, con los mismos factores de riesgo, hay más cáncer en los hombres que en las mujeres. De hecho, las diferencias en los comportamientos de riesgo y las exposiciones cancerígenas entre sexos sólo representaron una proporción modesta (del 11,2 % al 49,5 %) del predominio masculino observado en la mayoría de los cánceres.
Fisiológicamente, se cree que las diferencias en las hormonas esteroides sexuales, como la progesterona y el estrógeno, median el menor riesgo de algunos tipos de cáncer en las mujeres. Alternativamente, los niveles más altos de testosterona pueden promover el crecimiento celular y se han asociado con un mayor riesgo de melanomas cutáneos, y cánceres de próstata e hígado en hombres y cánceres de mama y endometrio en mujeres. Desde el punto de vista inmunológico, las respuestas inmunitarias innatas y adaptativas más fuertes en las mujeres podrían reducir la susceptibilidad al cáncer. Por ejemplo, las mujeres desarrollan una respuesta inmunitaria más robusta a las infecciones oncogénicas, como los virus de la hepatitis B y C y el Virus del Papiloma Humano (VPH), que, a su vez, podrían mediar un menor riesgo de cánceres de hígado y orofaringe, respectivamente.
Finalmente, las diferencias de sexo en el riesgo de cáncer también pueden surgir de mecanismos genéticos y epigenéticos, como la presencia de varios genes supresores de tumores y relacionados con el sistema inmunitario en el cromosoma X, el escape frecuente de tales genes de la inactivación epigenética del cromosoma X, así como la pérdida del mosaico del cromosoma Y relacionada con la edad en los hombres. De hecho, los datos genómicos emergentes indican diferencias sexuales clave en la carga de mutación y las firmas mutacionales en varios tipos de cáncer.
Se necesita profundizar en el conocimiento de estos mecanismos biológicos relacionados con el sexo para caracterizar su contribución a la mayor carga de cáncer en los hombres, así como incluir la variable sexo en todos los estudios de prevención, diagnóstico y tratamiento de cáncer.
Dra. Maria José Sánchez Pérez. Profesora de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Directora científica del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA)
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