Merecida victoria enmedio de la locura

Vctoria al fin y que llegó a través de un partido atípico y en el corazón de un avispero que fue sosegándose mediante el golazo de ese ejemplo que es Jesús Navas. El palaciego, que volvía a la posición que lo llevó al estrellato, consiguió algo que nunca fue de su especialidad, el gol. Pintaba regular la cosa, la sangre se había helado cuando Uche encaró a Nyland tras un error de sincronización en defensa para que el balón fuese al palo.

¿Qué habría ocurrido de convertirse en gol la ocasión del ariete getafense? Posiblemente estaríamos hablando de otra cosa, pues a esas alturas estaba el avispero en efervescencia y un gol en contra podría haber llevado al partido por una senda muy peligrosa. Pero al error de Uche le sucedió el fantástico gol de Navas cuando el partido rozaba un cuarto de duración. Y a partir del milagrero gol de un legendario en activo, todo iba a discurrir de forma más bonancible.

El Getafe conserva intacta la impronta de Bordalás, pero ha perdido calidad individual y todo lo que oponía al Sevilla era un ideario de buenas intenciones sin más. Sólo Milla intentaba ponerle sensatez al juego, mientras que el Sevilla, todo corazón, peleaba cada duelo como si en ello le fuese la vida. Isaac puede hacer el segundo gol en asistencia formidable de Nyland y todo discurría de forma que el frasco de las sales procedía tenerlo lo más cercano posible.

Tras el descanso recoge velas el Sevilla y aprieta el Getafe, que incluso marca en preciso testarazo del otomano Bertug, pero no estaba habilitado y Nervión respiró hondo. Y la verdad es que esta segunda parte entró en una dinámica endiablada en el que se producía una infinidad de interrupciones y una barbaridad de amonestaciones que no venían a cuento. Por esto acabó el Sevilla con diez en cancha por expulsión de Juanlu. Y con los nervios disparatados, victoria al fin.