El parqué
Pendientes de Trump
Nada sorprende en esta ciudad de los milagros y de esa guisa cómo iba a sorprender el tirón popular que se está viviendo en estas vísperas de la Magna. La Magna era lo que le faltaba al guiso como un elemento más para la afluencia de gente deseosa de participar en ese insólito acto. Como con internet se llega a cualquier parte, los boletos para un sitio en el Paseo de Colón se han ido agotando hasta no quedar ninguno. Y la cosa ha hecho metástasis en hoteles y restaurantes para que en el gran puente se produzca un abarrotamiento sin precedentes. Pero en esa cuenta atrás se anda produciendo un cruce de opiniones cibernéticas que van de la tajante descalificación a la cursilada de que estamos ante un “motor de evangelización”. Y pasa que entre opiniones encontradas los días vuelan y la Magna ya está ahí.
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