Tras la lluvia, el verde de la esperanza

Sólo hay que subir a la cornisa para darnos cuenta de que la Naturaleza ha obrado un milagro más, pues de milagro debe catalogarse el cambio dado por esos campos que componen el Aljarafe. Aunque el ladrillo hizo que el verde aminorase, todavía quedan restos de vegetación suficientes para que nos estalle la primavera ante nuestros ojos. Ya no son los mustios collados de cuando la pertinaz sequía, como tampoco contemplamos aquellas lagunas que tantas cosechas arrasaron. Lo de ahora es verde que te quiero verde, verde esperanza entre trigales y olivares que sobrevivieron a la entrada a saco de las hormigoneras que enlosaron la verde campiña. Pero quedan las muestras que nos permiten contemplar una obra más de la madre Naturaleza cuando, tras las lluvias, surgió rutilante el sol para este verdor.

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