El parqué
Álvaro Romero
Tono ligeramente alcista
Siempre hay que ser cauteloso ante la crudeza del día a día, pero resultaba complicado prever en verano que la plantilla del Betis iba a estar tan deteriorada. Lo está hasta comprobarse que su potencial ha menguado de forma espectacular y, desde luego, hablar de plaga de lesiones no es una excusa a la que agarrarse. Y es que el número de pesos pesados inutilizables llega a una cantidad que complica en demasía el rendimiento del grupo.
Demasiados inquilinos en una enfermería que va quedándose pequeña así que avanzan los días. Y ya no es sólo la cantidad, sino la calidad de los damnificados con lesiones de una extraña duración. Cada vez que tras un entrenamiento se desvela que Fulano tiene molestias se hace uno a la idea de que faltará a varias citas o durante varios meses. Y se lesionan a oleadas para unirse a los casos de Isco y de Carvalho, dos casos de problemas duraderos que hacen mucha mella.
Lesiones o traspasos en plena competición como es el caso de Fekir, pero que estén en el dique seco casi todos los centrocampistas y se eche mano de chavales del filial que con su ausencia debilitan a ese equipo de cantera que anda en todo lo alto de su competición es chocante. Y la pregunta que continúa latente es la de si el plantel del Betis ha empeorado. Pregunta que sería de fácil respuesta y que hablaría negativamente de la planificación si no fuese por tantas lesiones.
Tras la etapa aparentemente llana que se dilapidó en Valencia, ahora viene una serie de tachuelas en forma de puertos de primera categoría. De primera categoría y muy abundantes cuando en la enfermería sigue colocado el pavoroso cartelito de no hay billetes con abundancia de primeros espadas en la camilla. Mestalla ha sido un aldabonazo para entrar en unas arenas movedizas que pueden arrastrar al equipo tabla abajo y en el ínterin, Conference, conque a ver qué pasa.
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