La ventana
Luis Carlos Peris
El bisiesto se va, pero el panorama...
Todo fue como resulta más doloroso, que cuesta asimilar que te quiten el caramelo de la boca cuando el caramelo ya está en sus puertas. Fue lacerante perder como perdió el Sevilla en la noche fría del Metropolitano, pero se trata de una derrota que debe dejar lectura correctora. Lectura para positivar el balance de un plantel al que no se le puede poner en solfa su actitud en la consideración de que su aptitud es manifiestamente mejorable.
Quedaba demasiado tiempo por delante para dar el paso atrás que se dio tras el golazo de Juanlu. Por cierto, la lectura más aprovechable que dejó el partido fue del cañón que tiene el ambidextro Lukebakio a los modélicos contragolpes que dieron origen a los goles segundo y tercero. Esos fueron los vértices de un Sevilla con demasiadas limitaciones y que mostró tal infinidad de costuras que le hicieron imposible aguantar el toque a rebato de la tropa del Cholo.
Faltaba más de media hora y eso es mucho tiempo en un campo como el del Atleti. Todo discurrió demasiado cerca de Álvaro Fernández, muy acertado ante los testarazos de Sorloth e imperdonable en el lejanísimo tiro de Lino que supuso el principio del fin. Agua pasada no mueve molino y ahora sólo cabe aprovechar la lección para saber aprovechar mejor las propias armas, que aunque no son muy poderosas sí procede saberlas utilizar para no repetir un tsunami así.
La constatación de que este Sevilla es Lukebakio y diez más debe servir para sacar lo mejor de cada uno. De la misma forma que el debut goleador de ese incordio que es Isaac da pie para pensar en un futuro más apacible. Y rumiando la derrota, creo que la victoria le hubiera costado más al Atleti si al lebrijano no se le subiesen los gemelos tan pronto. En fin que en la gélida noche madrileña sufrió el Sevilla una derrota tan dolorosa como indudablemente evitable.
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