18 de enero 2025 - 03:10

Late Xou es televisión clásica. Otros prefieren herir interesadamente a los profesionales hablando de “cosas viejas” y de “cosas nuevas” (La 1, tan guay ahora, porque sí). Pero no hay nada nuevo en la TDT. Ni siquiera Broncano, que hace lo que ya hicieron muchos otros en la cadena pública. Si RTVE dejó de hacer cosas que ahora son tan esenciales, como hablar de la menstruación y dar voz a los científicos o a personas ejemplares como Noah, es porque los partidos que pusieron a los responsables nunca se interesaron en realidad por lo que se ofrecía, sino por quién y cuánto aparecía. Señalemos al revanchista José Antonio Sánchez, de lo más sectario del PP (ahora en Telemadrid), o de la decepcionante Rosa María Mateo, ungida plenipotenciariamente por PSOE y Podemos.

Late Xou es televisión cuidada en favor del entretenimiento, de la charla distendida y que asienta su singularidad en la personalidad de su presentador. Sobre qué dice Marc Giró estamos de acuerdo la gran mayoría de los españoles, aunque algunos quieran apropiarse de sus comentarios de sentido común y sensibilidad hacia los demás.

El salto de este formato de La 2 a La 1 cuadruplicando sus datos de audiencia (hizo este martes 1,2 millones, 13,4%) demuestra que en el segundo canal, casi invisible y al que hay que cuidar más, hay material de interés general. Y Late Xou, por puesta en escena, guiones, ritmo, es un plato de primer nivel en el que los entrevistados dan lo mejor de sí. No necesitan de un enfervorecido público, dopado desde horas antes, ni del gag continuo. De hecho Late Xou es más ‘nuevo’ en todos los aspectos que La Revuelta pero en el caso de Broncano a algunos les parece que ha sido el primero en hacer muchas cosas que se han hecho desde siempre. Sobre todo en la propia TVE (Íñigo, Milá, Casas, Wyoming, Gurruchaga, Otero, Quintero). El show diario es el descubrimiento para los que han visto poca tele. El de Marc Giró es un programa que valoran los que han visto la televisión de siempre.

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