Invertir en almacenamiento de energía

Los objetivos de emisiones cero para 2050 implican que un elevado porcentaje de la electricidad proceda de fuentes renovables cuya generación es de carácter intermitente. De esta forma, se hace necesario un gran aumento de la capacidad de almacenamiento de energía para cubrir determinadas horas del día sin luz solar o períodos prolongados de ausencia de viento, configurándose como una temática de crecimiento a largo plazo, aunque todavía compleja de abordar desde el punto de vista del inversor por la variedad de tecnologías, la incertidumbre sobre su desarrollo y el perfil de riesgo de muchas de las compañías.

De entre las diferentes tecnologías que se utilizan actualmente destacan tres grandes campos: Power to X, Electromecánica y Electroquímica. Power to X consiste en producir combustibles limpios almacenables (hidrógeno verde) a partir de energías renovables. En Electromecánica, la tecnología principal es la hidroeléctrica, con agua embalsada susceptible de convertirse en energía, y en Electroquímica destacan las baterías de Litio-Ion que se utilizan en los vehículos eléctricos e instalaciones eólicas y fotovoltaicas de las propias compañías eléctricas o de autoconsumo. Adicionalmente, existe una amplia variedad de nuevas tecnologías en una fase todavía inicial de su desarrollo.

La temática se configura a través de una amplia variedad de compañías que incluye desde los grandes fabricantes de baterías asiáticos o compañías de gases industriales (hidrógeno), a todo un ecosistema de pequeñas y medianas compañías que desarrollan nuevas tecnologías con un perfil de riesgo elevado. De esta forma, es recomendable canalizar la inversión en almacenamiento de energía a través de ETFs o fondos de inversión que permitan una amplia diversificación y una exposición a las diferentes tecnologías que la componen.