Instalados en la diaria inocentada

Como declarado objetor de la caspa que conlleva la inocentada y tras haber pasado de puntillas por el bosque que forman tamañas patochadas, he de confesar que en este pobre país aún llamado España vivimos instalados en dicha estupidez, o estulticia que queda mejor. Tras escuchar al Rey en su mensaje navideño pasó lo que nos temíamos, que ningún palo aguantase su vela, sino que siguieran con la milonga del tú más. Del tú más o del eso lo serás tú, que para el caso es lo mismo y eso de parte de los partidos que manejan a este país desde que existe la democracia. También lo que esas excrecencias que ayudan a que el mandarinato no cambie de color han largado por esas boquitas, mayormente por donde únicamente pueden, por esas paredes de retrete que son las redes sociales para la inocentada diaria.