Visto y Oído
SoniaSonia
ME ha sorprendido el pronunciamiento del Colegio de Arquitectos de Sevilla sobre la licitación de los trabajos de redacción de los distintos proyectos, arquitectónicos y museográfico, sobre el entorno de la Torre de la Plata. Y con todo el respeto para mi Decana, a quien conozco, aprecio y valoro sus esfuerzos en defensa de nuestra profesión, me voy a permitir disentir. En primer lugar me parece extemporáneo porque el plazo para presentación de propuestas terminó el pasado día 2 del presente mes y ya se han presentado varios trabajos de equipos de compañeros, que han sacrificado el mes de agosto para satisfacer los requerimientos de un complejo y bien argumentado Pliego de Condiciones. Su esfuerzo requiere nuestro respeto. Lo que sí me parecería oportuno es requerir al Ayuntamiento para que, antes de la adjudicación, se expongan públicamente los mismos. Una vez conocidos estos se podrá debatir sobre el acierto del método elegido.
Otro aspecto sobre el que he de disentir es la pertinencia, en el presente caso de recurrir a la figura del Concurso de Ideas. Procedimiento respetable y prestigioso, al que yo, por cierto recurrí y reclamé en diversas ocasiones durante mi etapa como Decano, pero que no es garantía absoluta de acierto. Figura que considero especialmente apropiada cuando la entidad promotora no tiene aún definidos, ni funcional ni formalmente el problema arquitectónico o urbano a resolver. Pero este no es el presente caso.
En efecto en esta ocasión el Ayuntamiento, en cuanto idea de uso, tiene ya claramente decidido edificar aquí un Centro de Interpretación del Recinto Amurallado de Sevilla, lo que, personalmente, me parece muy acertado. El emplazamiento elegido debe considerarse como el más idóneo. Se trata de una parcela histórica, donde se levantaban las antiguas Herrerías Reales y, lo más importante, forma parte del propio recinto amurallado, conservando, soterrado un lienzo de muralla que, con esta actuación, podrá ser recuperado, restaurado y visitable. Parcela, además, contigua y comunicada con la Torre de la Plata, segunda torre en importancia, tras la del Oro, de las que se integraban en el recinto amurallado. A todas estas circunstancias favorables a esta implantación hay que sumar el hecho de que en este punto confluyen tres de los distintos recintos amurallados de los que se dotó a la ciudad a lo largo de su historia:
Como se aprecia son numerosas las razones históricas y patrimoniales que avalan el uso y el emplazamiento elegido.
Por otra parte, la solución arquitectónica ha de ajustarse a unos límites físicos consolidados históricamente. Interiormente la alineación no puede ser otra que la marcada por la propia muralla que se interpreta. La alineación por calle Santander ha de ceñirse a la histórica que aún perdura y que no es otra que la de las desaparecidas Herrerías Reales. Algo similar sucede con la altura a prever, muy condicionada por la de la Torre y por la propia muralla. El sótano, por las razones apuntadas parece obligado. Por tanto, en lo referente al edificio a proyectar, poco margen de actuación preveo que pueda justificar la convocatoria de un concurso. Otro caso sería debatir los posibles tratamientos del espacio libre que ocupa el resto del ámbito de actuación, que sí permite una mayor margen de intervención, aunque siempre condicionado por los estudios arqueológicos que, entiendo, han de desarrollarse en paralelo a este proceso edificatorio. En resumen, en el momento actual, y dado que el proceso de licitación ha concluido, la actitud más realista, a fin de no retrasar aún más una solución, demorada demasiado tiempo. de un espacio urbano tan significativo, y dado que se ha presentado alguna propuestas, es hacerla pública y que la ciudad opine y debata.
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