Un hilo de plata infinito

30 de diciembre 2024 - 03:06

Esta tarde se abre una raya en unas agitadas y turbulentas aguas. Un paréntesis ejemplar. Una burbuja de aire puro. Imposible que se filtre una voluta tóxica. Muchos canosos que hace décadas fueron de la mano de su padre o su madre a aquella casa cernudiana de la calle Harinas, patio de adelfas y pilistras incluido, para iniciarse en el rito, hoy han quedado con familiares y amigos para dar las gracias. Cuando se hicieron socios, su club atravesaba un desierto interminable con esa casta y ese coraje que trasciende de un vacío eslogan. A esa gente no le tendió la mano nadie para levantar su casa con sudor, sangre y penuria. Y cuando los cuatro rincones de su particular teatro de los sueños quedaron cerrados, más de setenta mil personas se llegaban a congregar para compartir eso, el sueño común de desempolvar una grandeza de color sepia y enterrada en el arcón de los recuerdos.

Todo ese malditismo estalló en un millón de esquirlas un Jueves de Feria y aunque el autor del gol que le cambió el destino a un club se nos fue, su corazón late en la estrecha caja torácica de un futbolista colosal que ha defendido ese 16 con el mayor honor concebible.

Ese heredero del 16 de Antonio Puerta va a derramar esta tarde tantas lágrimas como gotas de sudor brotaron de su frente en los más de 700 partidos con el equipo de su alma. Esmorecido va a abandonar hoy esa banda de yerba que convirtió en su particular sendero de baldosas amarillas, camino de la gloria que tantas veces compartió con los miles que hoy llorarán con él.

Tomen esta tarde de la mano a los hijos o nietos como su padre o su madre tomaron la suya, hace décadas, camino de esa casa cernudiana de la calle Harinas. Entonces, el club de sus amores vivía de recuerdos demasiado borrosos. Pero hoy toca despedir al futbolista que es ejemplo para los que vienen. El que ha cosido dos décadas de fútbol y gozo en Nervión con un hilo de plata infinito.

stats