La generación de 1999

Los jóvenes de 25 años también leen periódicos. En formato digital, eso sí. Pero prensa escrita
Los jóvenes de 25 años también leen periódicos. En formato digital, eso sí. Pero prensa escrita / M.G.

03 de octubre 2024 - 03:03

Como suele ocurrir con lo que está demasiado cerca, hay que hacer un esfuerzo de enfoque para darse cuenta de los cambios que ha experimentado la ciudad en estos 25 años de vida del Diario de Sevilla. Y no se trata de las remodelaciones urbanas, de la alternancia en el Ayuntamiento o en el Consejo de Cofradías sino de fijar la mirada en una generación que ha dado un salto cualitativo en la historia de la ciudad. Los niños que nacieron con este periódico, entre ellos permítanme referirme a uno de los míos, no eran nativos digitales. Aprendieron, eso sí, con la velocidad que corresponde a la infancia y la adolescencia pero sus primeros móviles no llegaron a sus casas de manera habitual hasta que no tenían 9 ó 10 años; su red social se llamaba Tuenti y los padres y madres nos las veíamos y las deseábamos para seguir lo que allí sucedía.

Uno de los pilares de la revolución tecnológica de estos sevillanos fueron los ordenadores gratis que les daba la Junta. Fue prácticamente la única generación que los disfrutó porque luego vino la crisis y se acabaron estas alegrías. Es verdad que tuvieron poco impacto docente porque las clases no estaban adaptadas a ese modelo de trabajo pero también que aprendieron mucho de esa nueva herramienta aunque fuese para descargarse los primeros juegos de ordenador. Piratas, eso sí.

Aquellos niños son ahora una de las generaciones de jóvenes mejor formada que vive de cara a las redes sociales pero que también ha girado su cabeza afuera de las murallas de la ciudad. ¿Cuántos se han ido de Erasmus por Europa? ¿Cuántos han salido a hacer másters o están trabajando fuera?

Una buena parte de los sevillanos con 25 años son, de verdad, jóvenes suficientemente preparados, con idiomas, estudios y para los que el mundo no tiene fronteras. Hay quien afirma, y con razón me temo, que Sevilla sigue siendo una ciudad cateta, metida sólo en las procesiones extraordinarias y en la duración de la Feria. Pero también es verdad que hemos criado a una generación de hombres y mujeres, adultos maduros con 25 años que aspiran a mucho más que vivir con sus padres, por más que tengan que hacer encajes de bolillos para encontrar un piso aunque sea de alquiler en Sevilla; que tienen el futuro en sus manos y pueden tomar decisiones que cambien la vida de esta ciudad.

Toda la generación de 1999 no ha tenido, desgraciadamente, las mismas oportunidades pero en esta ciudad de apariencias, las diferencias sociales se están diluyendo. Como las de género o el respeto a la diversidad. Seguimos teniendo los barrios más pobres de España pero podemos mirar con optimismo: hay sevillanos preparados para cambiar ese pasado y llenarnos las páginas de este Diario de Sevilla de magníficas noticias.  

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