Fekir y la relación precio-calidadFekir y la relación precio-calidad

Casi tres meses desde que acabó el pasado curso y una vez más se dejan las cosas para el último día. Se trata de una carrera desenfrenada con los sistemas nerviosos a punto de estallar. Es el día en que las comunicaciones por fax hierven y la verdad de esta película es que nadie, absolutamente nadie, sabe explicar por qué se deja todo para la noche en que se fija el cierre de mercado con el consiguiente fracaso en muchas de las operaciones.

Todos los años lo mismo, aunque siempre ocurren cosas ciertamente inesperadas. Y para sorprendente, la forma en que Nabil Fekir ha salido del Betis en una operación ventajosa para ambas partes. Es comprensible la operación, pero sí que choca la forma en que se ha producido. Un jugador importante no suele cambiar de club de esta forma, como de puntillas y por no decir que se ha ido por la puerta de atrás. De capitán en Mendizorroza a coger el avión rumbo al petrodólar.

Ha sido un traspaso que a pesar de sus ventajas no le ha caído bien a un buen batallón de aficionados. Fekir ha escrito unos buenos capítulos de la historia del Real Betis Balompié y gozaba del fervor de una afición que antier coreó su nombre en el minuto 8, el número de su dorsal. Campeón del mundo un año antes de fichar por el Betis, fue un futbolista rutilante, quizá un punto sobrevalorado y que tuvo su día negro la noche del 24 de febrero de 2023, la de su lesión en Elche.

Aquella noche dio una lección de hombría aguantando en el campo veinte minutos con un cruzado roto. Y ahí se acabó la idílica historia de Fekir de verdiblanco. Se dilató la convalecencia y ya nada sería igual, por lo que no extraña que en el club hayan decidido certificar su amortización. Fue bonito mientras duró y una pena que un futbolista tan bueno no lo tengamos a mano para disfrutar de su calidad, pero la relación precio-calidad se ha impuesto una vez más.