La ventana
Luis Carlos Peris
Reventa y colas para la traca final
Tribuna Económica
Estas últimas semanas, el euro digital está teniendo un protagonismo indiscutible. El 18 de septiembre, el Parlamento Europeo aprobó una resolución con recomendaciones en el campo de las finanzas digitales. Entre otras, insta al Banco Central Europeo a desarrollar un análisis de las oportunidades y los riesgos que presenta el establecimiento de un euro digital y a que mantenga un diálogo internacional sobre este tema. Hace unos meses era impensable que el Parlamento europeo tratara este tema. Algo se mueve, y rápido.
Esta recomendación llega a posteriori: el BCE lleva tiempo implicado en el asunto. Pero que se trate expresamente en el Parlamento supone un espaldarazo político para que avance en su desarrollo. Sólo 15 días después, el 2 de octubre, el BCE publicó un extenso informe -On a digital euro- analizando numerosos aspectos sobre la emisión de un euro digital. Al mismo tiempo, anunció una consulta pública -el 12 de octubre- por la que se mantendrán contactos frecuentes con ciudadanos, el mundo académico, el sector financiero y las autoridades públicas para valorar en detalle los beneficios y retos que esperan de un euro digital.
El Banco de España, por su parte, ese mismo día también publicaba una nota informativa notificando que el BCE está intensificando su trabajo sobre un euro digital. En ella se hace eco de las declaraciones de la gobernadora, Christine Lagarde: "El euro pertenece a los europeos y nuestra misión es salvaguardarlo. Los europeos eligen cada vez más los medios digitales para gastar, ahorrar e invertir. Nuestro papel es garantizar la confianza en el dinero, lo que significa asegurar que el euro sea adecuado para la era digital. Debemos estar preparados para emitir un euro digital si fuera necesario".
Y, por último, también el mismo 2 de octubre, Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, publicaba una entrada en el blog del BCE en la que explica de forma pedagógica de qué va todo esto: "Contamos con medios de pago digitales, como transferencias electrónicas. Y, por supuesto, tenemos dinero físico del banco central en forma de efectivo. Lo que no tenemos es una moneda digital emitida por el banco central y que todos podamos usar en la vida diaria. En otras palabras, no tenemos un equivalente digital de los billetes en euros".
Los que llevamos mucho tiempo siguiendo este tema, ahora vemos en las más altas instancias el reconocimiento de que resulta completamente necesario: han asumido que está en peligro la soberanía pública del dinero. La amenaza está en posibles iniciativas privadas, como la propuesta de Mark Zuckerberg, con el anuncio de Facebook de lanzar la moneda libra. Pero la amenaza también se encuentra en la emisión de otras públicas, como la moneda digital china, que ya se está probando en la práctica, y que no sólo persigue dominar los pagos domésticos de China, sino expandir su uso e influencia. La recomendación del Parlamento es más bien una exigencia: resolved los desafíos que plantea. Entre ellos, el impacto que tendría en el sistema bancario: ¿qué puede pasar con estas entidades si se abre la posibilidad de tener nuestro dinero seguro en un colchón electrónico?
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