
Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Alsina y Ayuso
Cuando la sequía, tan pertinaz, la lluvia se contemplaba como un bien que se mostraba inalcanzable. Y ahora, en pleno ecuador de la década y con los campos inundados se contempla como una pesadilla que no se acaba mientras llega un soplo de alivio con vistas a lo que está por venir. Lo que está por venir es esa Semana Santa que tantas vicisitudes ha pasado desde aquel bienio negro en que no hubo pasos por la Jerusalén que es Sevilla en sus días más señalados. Se piensa ahora y no se entiende cómo el sevillano pudo pasar dos años como aquellos 2021 y 2022, primero confinados y al siguiente sin saber adónde ir. Hogaño consuela la sensación de que mucha no será el agua que aún almacenen las nubes y que la esperanza de que una Semana Santa como Dios manda se haga realidad para vivirla a plenitud.
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