La ventana
Luis Carlos Peris
Realidad tras unos sueños infundados
Interesante domingo con el que despedir el año futbolístico en general y el del fútbol según Sevilla en particular. Un programa doble ciertamente interesante que arranca en la sobremesa y que cierra la jornada al final de la Palmera. Una jornada que tuvo su aperitivo en la fría noche del viernes en Los Bermejales con la celebración del que se ha dado en llamar derbi chico y en el que salió vencedor el Betis con un gol sobre la campana.
Todo arranca en el gran escaparate, en ese coliseo de novísima traza y que empezará con una nueva apoteosis madridista. La celebración de la reciente conquista del Realísimo será el pistoletazo de salida para el duelo entre el anfitrión y ese Sevilla que anda reencontrándose consigo mismo de la mano del muy eficiente Javier García Pimienta. Y a la buena nueva de la reaparición de los tres sancionados por la dichosa pancarta se une la ausencia del formidable Vinícius.
Y cuando pase lo que tenga que pasar, nuevamente el Betis ante su gente y con el deseo de recobrar en Liga la andadura que no ha mostrado en Europa. Y con eso de que tendrá casi dos meses sin comparecencias continentales, la posibilidad de hacer norma habitual del nivel liguero. Y la prueba de hoy ha de afrontarla con el cuchillo en la boca para doblegar a un aguerrido equipo que funciona a velocidad vertiginosa de la mano del joven y prometedor navarro Íñigo Pérez.
Nuevamente en los umbrales de las posiciones que dan opción a Europa y tras el fuerte golpe que dio en la mesa de Villarreal, el Betis tiene ante sí la perentoria obligación de doblegar a un equipo que no regala nada. A la voz de Lo Celso y con la colaboración cada vez más eficiente de Isco, la orquesta debe sonar sin inoportunos desafinamientos para seguir en la pomada. Será el adiós del fútbol prenavideño y colofón de un domingo bien nutrido de platos especialmente apetitosos.
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