El desquite llega por vía de urgencia

Diabólico calendario el que han perpetrado los mandarines de este fútbol cada vez más exprimido, con las ubres agotándose y que nos trae bromas tan pesadas como la de que una jornada arranque sólo veinticuatro horas después de que se cierre la anterior. Un disparate que tiene una cara buena, la del poco tiempo en el que cauterizar dolorosas heridas que mientras menos duren mejor que mejor. Y he ahí el caso del Sevilla.

Fue de una extrema crueldad lo ocurrido en la noche del viernes. Aquel gol de Ayoze sobre la última bocina dolió mucho, pues el dichoso tanto que le daba la victoria al Villarreal se produjo dentro de un entorno rico en circunstancias. No sólo por lo que significa perder, sino por cómo, cuándo y quién protagonizó la jugarreta. Pero el tiempo corre que vuela y esta tarde cuando den las siete en todos los relojes de la tarde palmesana llega para el Sevilla el turno de desquite.

Fue muy buena la imagen que el Mallorca dio en el debut y más que aceptable su comportamiento en El Sadar. Pero quedándonos con el debut hay que recordar cómo la tropa de Jagoba Arrasate se las tuvo de tiesas con el Realísimo. Al cabo, las cuentas se emparejan con las del Sevilla, un punto logrado en las dos jornadas disputadas y hoy aparece la ocasión de mejorar esos números con el sellito de absolutamente obligatorio para el local y también para el visitante.

El Sevilla, fragilidad defensiva aparte, dio una buena imagen el viernes con el Villarreal, mejor incluso que la que le sirvió para lograr un punto en Las Palmas. Y en Son Moix le llega más pronto que tarde la oportunidad de mejorar el balance. No será empresa fácil, ya que el carácter aguerrido que al Mallorca le insufló Javier Aguirre lo está conservando de la mano de Arrasate, uno de esos entrenadores que saben más de lo que parece, conque cuidado con esta nueva incursión isleña.