
El Poliedro
Tacho Rufino
Gente privada de internet
Viviendo estas vísperas de los días más señalaítos en el calendario anual según Sevilla, es cuando más se echa de menos el don de la ubicuidad. La agenda está repleta de convocatorias para actos a la misma hora. Conferencias, presentaciones, mesas más o menos redondas, inauguraciones, demás parientes y afectos en los coletazos de un insólito invierno poco invernal, y eso que ya portamos inviernos en una mochila cada vez más pesada. De lunes a viernes, el volumen de convocatorias con ruego de publicación es inmenso a la par que numerosos son los actos de diversa condición que se programan. Tiempo vesperal que discurre sin pausas, pero a un ritmo que pone de los nervios a la afición, tan deseosa como está de ver a la burra por la rampa. Y en una semana, Cuaresma habemus, cómo vuela la vida, Dios mío.
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