
Tribuna Económica
Gumersindo Ruiz
Los partidos han de llegar a un acuerdo en defensa
Tribuna Económica
En las últimas semanas Europa ha visto abrirse un abismo a sus pies, el de la inseguridad. Tras décadas en las que Europa ha vivido disfrutando del dividendo de la paz tras la Segunda Guerra Mundial, todo ha cambiado. El orden mundial tal como lo hemos vivido está roto. Donald Trump quiere llegar a un acuerdo de paz de un conflicto europeo, Ucrania y Rusia, sin la presencia de Europa ni de Ucrania. Un planteamiento humillante e inaceptable para Europa y Ucrania. Europa ha despertado y ha sido consciente de que la defensa es indelegable en un país como EEUU que con Trump es desleal, voluble e impredecible.
En el Consejo Europeo la principal preocupación es la defensa de Europa. Hasta ahora el dividendo de la paz había permitido a Europa minimizar los gastos de defensa y aumentar los gastos sociales. Pero esto ha cambiado radicalmente. En un mundo fragmentado y convulsionado por guerras, asistimos a un rearme planetario, y los gastos en defensa están aumentando. Europa en 2024 ha llegado a los 326.000 millones de euros. A nivel global en el año 2023 los gastos de defensa alcanzaron los 2,24 billones de dólares, en 2024 han subido a 2,42 billones.
Las declaraciones de Trump y su vicepresidente sobre la OTAN dejan entrever la perdida de interés de EEUU como promotor y financiador principal de la OTAN. Donald Trump ha dejado ver de una manera clara que la defensa de Europa no puede de recaer fundamentalmente sobre EEUU. Los líderes europeos son conscientes del peligro. Si el pacto para la paz entre Rusia y Ucrania es favorable para la expansionista Rusia, con una OTAN debilitada y agonizante y sin capacidad de respuesta de los países europeos, el aliciente para Putin de atacar a otro país aumentará. La CE es consciente de que hay que actuar rápidamente y dotarse de las capacidades de defensa para disuadir a Putin de sus impulsos imperialistas.
Políticamente es una decisión difícil. Implica detraer recursos de gastos sociales para dedicarlos a los gastos militares, en un momento en que el Estado de bienestar está en crisis de financiación. Con unos déficits y endeudamientos crecientes, los recortes sociales no serían aceptados por los electores y difícilmente planteables por gobiernos de coalición débiles, como ocurre en España y otras potencias europeas.
El siguiente problema a resolver es como se van a financiar estos gastos en defensa partiendo de una situación de escasez de recursos presupuestarios y alto déficit y deuda pública. Lo lógico sería la financiación conjunta mediante emisiones de eurobonos. Esta solución no es del agrado de los países del norte como Alemania, Austria o Bélgica. Una alternativa seria la propuesta de Ursula Von der Leyen, que plantea la relajación de las reglas fiscales, como ya se hizo en la pandemia. Otra solución es redirigir fondos europeos como el Next Generation UE. Lo que está claro es que los presupuestos de los países del Sur no serían capaces de soportar este incremento del gasto púbico. Es un tema de difícil solución. Pero ha llegado la hora de la verdad. Europa no puede quedar expuesta a las a las ambiciones de Putin y de Trump.
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