El parqué
Álvaro Romero
Descensos moderados
Reconfortado por la balsámica victoria del domingo en Pamplona, el Betis aparece hoy ante los suyos con la ineludible obligación de ganar. La derrota de Varsovia impele a la escuadra de Pellegrini a afrontar la cita con el Copenhague bajo la obligación de ganar para no quedar descolgado. Ganar y golear es premisa indiscutible en este sistema de competición que la UEFA se ha sacado para imponerla en sus tres competiciones.
Insistamos en la importancia que tuvo ganar en Pamplona para que las cosas se emboquen con un talante mejor. La imagen que dio en El Sadar combinando calidad con sufrimiento es la tónica que el Betis debe y puede instalar en su forma de encarar los compromisos. ¿Seguirá Manuel Pellegrini con ese 4-4-2 que tan estupendamente resultó? Lo más probable es que continúe con la apuesta de poblar el ataque, pues ya se sabe que lo que funciona es mejor no tocarlo.
La visita del equipo danés, Football Club Copenhague, nos trae recuerdos de un tiempo pasado. Un tiempo en que el banquillo lo habitaba Luis Aragonés tras haberse ido Serra al Barça. Precisamente ayer se cumplieron los veintisiete años de aquella visita del equipo danés a Heliópolis. Y todo salió bien mediante los goles de Oli y de Cañas que pusieron en franquía la visita de quince días después a la capital danesa. Y allí, un gol de Juan Ureña dejó en tablas el asunto.
Ha pasado el tiempo y de nuevo aparece el Copenhague por el nido bético y lo hace como líder de la Superliga de su país ex aequo con el Midtjylland. Es un partido que llega en una vorágine de compromisos mientras que la enfermería sigue con demasiados pacientes ilustres. Es lo que toca en un demoníaco calendario que obliga a apretar los dientes y a volcarse en el presente sin tener en cuenta el futuro, que tampoco es nada mollar. Ganar a los daneses y mañana será otro día.
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