Cintora

En apenas dos días la actual presidencia de RTVE de José Pablo López (que lo dirige todo como producción ejecutiva) ha cambiado en dos días consecutivos la estrategia de programación del espacio más doctrinario de la actual etapa. Una cadena de todos que ya no es de nadie, solo de los que la controlan, como ya sucede en las autonómicas del PP. El espejo más claro de esas intenciones actuales de La Moncloa es Malas lenguas. Ya de por sí, el rictus que se ventila siempre Jesús Cintora hace difícil digerir la sucesión de temas de debate con los tertulianos de siempre.

La escaleta de temas tira al monte de arremeter contra la derecha, contra el Emérito y, con lógica, contra el desatino estadounidense. La televisión de actualidad, que a fin de cuentas es radio con imágenes, irá dando otros temas. A Cintora y los suyos les va a valer cualquier excusa para incidir en que todo lo que hace el Gobierno y sus socios es acertado o bienintencionado, mientras que todo lo que hacen enfrente es denigrante, espurio y sospechoso. El maniqueísmo y la intolerancia se han apoderado de una sociedad, de un mundo entero, tomado por dirigentes cortoplacistas y sus analistas del catastrofismo perpetuo. Malas lenguas sigue esa escuela y le han añadido teleñecos y cosas así porque con humor la mala leche entra como un guante.

Para darle visibilidad RTVE estrenó el miércoles el circo de Cintora por La 1 y por La 2. Como hizo un 11,8 % en su estreno (la gente fue a verlo, a cerciorarse qué pasaba; la audiencia acumulada fue elevada), se anunció a toda prisa que la medida del estreno se extendía hasta el Miércoles Santo. Sin embargo, este jueves La 1 se marchó a un 5,9%, con un 9,1% en total, y Malas lenguas dejará su sitio a El Cazador a la espera de que en el día 22 aparezca Sálvame envuelto en celofán de servicio público. Una cosa es programar con flexibilidad y otra hacerlo a impulso de audímetro, batiendo las parrillas y tratando con volubilidad los contenidos. Como si diera igual qué hacer con tanto dinero.