La ventana
Luis Carlos Peris
De cómo la cuesta nos pasa factura
Es una de esas series que parecen amontonarse por las plataformas y que hay sacar del estante con la delicadeza de una pieza de museo, el paciente disparate del fantasmeo cultureta que encabeza Óscar Martínez. Bellas Artes estrenó de manera casi desapercibida su segunda temporada en Movistar Plus + y esta ficción española de los hermanos Duprat y Mariano Cohn, con sutil humor argentino, retorciendo la vida con estoicismo, mantiene su tono de caricatura descarnada sobre el mundillo de la alta cultura. Lo más solemne se torna patético y la mirada pragmática del director del museo contemporáneo, Antonio Dumas, el personaje de Martínez, resuelve en cada episodio los desastres, unas veces con inteligencia sabia, otras con picaresca de quien tiene todos los mitos demolidos. Porque Bellas Artes va a demoler los planteamientos
Con apariencia de estancia fría en cada una de sus escenas, Bellas Artes describe la supervivencia de un directivo de vuelta de todo entre un equipo de funcionamiento mecánico y guiado por la costumbre, una burocracia política que le exige sólo contratiempos y una cuadrilla de trileros que busca su botín particular. Todas esas piezas, junto a unos asistentes que en muchas ocasiones no sabe, o no le interesa saber, qué está viendo, forman las piezas que se van intercambiando en cada una de las entregas. Dumas incluso acaba siendo un pardillo en algún momento, pero lo habitual es que las vea venir, viejo pellejo, acertando en la mejor manera de quitarse el marrón, endosarlo a otro... la vida misma de los despachos. Y todavía queda la vida personal: resquebrajada. Bellas Artes es acidez sin remover, grotesca sin pretender la carcajada. Un puñado de capítulos, de duración breve, que se ven del tirón. Las dos temporadas son dos visitas a un frigorífico de seres humanos en el que a lo políticamente correcto se le da una patada cada vez que se puede. Tal vez por eso Bellas Artes haya pasado más desapercibida en esos sectores culturetas que hablan de series con el dedo meñique subido.
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