29 de junio 2024 - 03:09

Sus métodos en la radio ya causaban sorpresa hace casi 40 años, que ya es tela de tiempo. Alfonso Arús ha sido capaz siempre de tratar en serio todos los temas para que el oyente o el espectador se lo tomara a pitorreo. En la radio extraía fragmentos de los programas de la tele y los analizaba como si la vida nos fuera en ello. Las imitaciones de su despertador radiofónico, Arús con leche, después pasaron a la pantalla y la textura cutre era un ingrediente de la frescura y el divertido tono de improvisación de Al ataque (antes de que la frase la acuñara con su prosodia el gran Chiquito), adelantado a los chanantes. Junto a Arús se encontraba un técnico de sonido con buenos reflejos, Jorge Salvador. Acabaría en Crónicas marcianas y después montó con Pablo Motos una cosa que se llama El Hormiguero y que lo viene viendo mucha gente desde hace quince años.

Esa filosofía entre la artesanía y dar su sitio a toda la mercancía (con guasa, con ironía) la cuidó Arús en sus tertulias del corazón y futboleras. El sentimiento de equipo lo lleva encima y se rodea de cronistas como si fuera un entrenador, o un capitán, repartiendo juego, pasando la pelota y creando espíritu de juego en común. Ese ambiente coral estimula su espacio despertador en La Sexta, una sucesión de vídeos y comentarios que entrelaza la información de actualidad con personajes y momentos que son imposibles en otras cadenas. Temas de portada y temas de portadilla, las imágenes del día y el típico roll de las redes con los momentos virales. Estilo de siempre, visionado de hoy. Arús, que nunca pierde la voz cantante mientras deja que los demás triangulen, es un veterano que suda la camiseta con el resto del equipo, donde está más de media familia. Hacer un programa-repaso donde caben todo y todos con el paso aligerado lo agradece la audiencia. Especialmente la de hoy, que no tiene paciencia en la pantalla.

stats