Tribuna Económica
Carmen Pérez
Tarea para 2025
Superada la sensación de nostalgia que acarrea la Nochebuena, acompañada de las oposiciones al empacho, en este tiempo se lleva la palma en el apartado del ocio el nomadeo a la visión de belenes. No sé cuántos belenes se habrán instalado en la ciudad, pues no hay hermandad o asociación que no haya instalado el suyo. Belén en maqueta según la imaginación de su autor, léase portal, palacio de Herodes, arroyos, apriscos, huertos y con los Magos asomando en lontananza acercándose a diario. Bueno, pues de todos los belenes que vi me quedo con el que monta Rogelio Trifón en su casa del Postigo con duración anual. El Arenal en estado puro, desde El Pali despatarrado en la silla a la capilla del Baratillo. No le falta un solo perejil y con la concesión al buen gusto de la ausencia del desagradable caganer.
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