Benito Caetano

Sevilla 2019-2022: tarde y mal

10 de agosto 2018 - 02:34

Ya no dará tiempo a celebrar, en Sevilla y como conviene, el V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo. Sí, la de Magallanes y Elcano, ese acontecimiento que fuera de aquí muchos consideran la mayor hazaña de la humanidad y la de mayores consecuencias en la práctica para todo el alrededor del mundo.

Hoy falta un año para el 10 de agosto de 2019, 500 años después de que partieran de Sevilla las naves de la expedición y nada está preparado, ni pensado, ni organizado. Así que ya sabemos que todo lo que se haga será de dimensión local, pobre o a la ligera: no alcanzaremos más allá; nada con dimensión global, nada para aprovechar que es una cuestión de interés internacional, que otros muchos lugares y países del mundo sí conmemorarán como se debe.

Eso será así, pero no por falta de proyectos. Desde la sociedad civil llevamos años y años, desde 2007, dando ideas, pidiendo que se nos facilite la vía y exigiendo participación en la toma de decisiones, proponiendo programas europeos de innovación y conocimiento, inversiones en equipamientos para el futuro, celebraciones de la diversidad cultural y de la cultura internacional y otro montón de proyectos, unos con costos de inversión y otros, la mayoría, sólo con voluntad política.

Pero hasta la fecha no tenemos nada real, nada tangible.

No era dinero lo que pedíamos, era diálogo, visibilidad, colaboración de los publico con lo privado, participación... apoyo y soporte institucional: la mayor parte del dinero para hacer cosas lo queríamos conseguir en la propia sociedad. Con mecenazgo, con patrocinios y, sobre todo, con intereses reales en las acciones, con afán social y productivo; haciendo que esa sociedad se comprometiera con los resultados para así asegurar su éxito y su continuidad. Nueva economía. Innovación social. Hacia adelante.

No lo olvidemos, el V Centenario es la última oportunidad de asociar a España, a Sevilla, con un hecho que fue mucho más allá de la anécdota histórica, de los barcos y de las conquistas. Es nuestra última oportunidad para que dejemos de ser un actor secundario en la actual cultura global. Porque, tras la afortunada desobediencia de Elcano, todas las naciones despertaron y comenzó una época de grandes avances en la navegación y en la técnica, que propició la creación de los grandes imperios de ultramar, que hasta hoy aún duran y que son la base de cierta globalización. Y todo empezó y acabó en Sevilla.

Pero, claro, para que sea la propia sociedad civil la que financie y acometa los proyectos hace falta que las reglas del juego estén claras, que haya decisiones tomadas sobre el tratamiento fiscal de las inversiones, que el marco institucional esté claro. Nada de eso.

A un año de la conmemoración, la Comisión Nacional es un muerto viviente, la de la Junta de Andalucía no se ha movido un ápice desde que se creó hace un par de años. En éstas no está presente la sociedad civil, no hay participación social.

Y luego está la comisión local del Ayuntamiento de Sevilla, donde sí está la sociedad sevillana, pero que sólo se ha reunido dos veces y sin trascendencia: acaso para comprobar como algunas instituciones remoloneaban y se dilataban en el tiempo, sin interés real en la fecha y su importancia, salvo para cosas pequeñitas, de diario, baratitas, que cubran el expediente...

Estamos desencantados. Haría falta un esfuerzo muy notable para que España demostrara que siente que su historia tiene algún valor y para que pudiéramos sacarle rendimiento con nuevos enfoques. Muy muy notable.

Desde la sociedad civil, solos y sin respaldo de institución alguna, estamos dispuestos a jugar con lo que nos toca. En Sevilla y en Sanlúcar de Barrameda. Llegaremos donde lleguemos, porque sin apoyo institucional ni siquiera somos creíbles.

Tanto esfuerzo, tanto construido, para casi nada. Claro que peor estaba la nao Victoria en el cabo de Buena Esperanza: sin palos, con enfermedad, con penurias y con vías de agua... y consiguió llegar a su destino. Allá vamos.

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