Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
Vaya forma de empezar. Interviene Pedro Sánchez en la cumbre de la OTAN en Madrid y la bandera de España frente a él está mal colocada. Boca abajo.
La imagen corrió como la pólvora y casi que se habló más del detalle que de lo que dio de sí este primer día de cumbre en Madrid. Y eso que había empezado fuerte en decisiones horas antes del comienzo oficial: Suecia y Finlandia serán nuevos miembros de la Alianza y Estados Unidos, de nuevo amigo del alma español, colocará otros dos destructores en la base de Rota en Cádiz.
Pero la imagen del día 1 de la cumbre fue esa, la bandera de España boca abajo al igual que ya pasó en Marruecos durante la visita del presidente del Gobierno en abril. Algo así como cuando ponen el himno que no es en alguna celebración deportiva, que todavía pasa.
La OTAN pidió disculpas rápidamente. Fallo suyo. Pero el daño y el mal augurio ya corría como la pólvora por las redes sociales y las televisiones, que le están dedicando a esta cumbre los minutos que en estos días tendrían que haber ocupado un mundial de fútbol que los árabes y su parné nos han guindado y que nos tendrían mucho más anestesiados, aunque vete tú a saber porque con la selección de Luis Enrique...
Me permito ser un poco borrego con el fútbol hoy que además se cumplían 14 años de ese milagro que Luis Aragonés y el mejor equipo de fútbol del mundo nos brindó en el Prater de Viena: un niño del Atleti, dos centrales teutones que se hacen un lío y... el resto es historia. Bendito verano del 2008 con fútbol y sin OTAN.
Pero volvamos a la actualidad. Una bandera boca abajo es símbolo de auxilio, de rendición. Así que la imagen delante del presidente Sánchez no pudo ser peor. No hay manera de que la comunicación de presidencia se enderece, que si la masacre de Melilla fue una "actuación correcta", ahora la banderita encima de la mesa al revés... Las medidas anticrisis anunciadas por el Gobierno el sábado en su Consejo de Ministros extraordinario han tenido menos difusión que cualquier quítame esta bandera que está al revés. Mal asunto.
Y es que efectivamente España está pidiendo auxilio. O al menos nuestras carteras cada vez que las sacamos para pagar algo. La inflación sigue disparada: 10,2. Las teles rescatan encuestas de consumidores en 1985 o 1977 y los cabreos del personal son como los que se oyen hoy al ir al frutero o a la gasolinera.
Pero aquí estamos liados con banderas del revés o banderas que no se ponen, como las del Orgullo en algunos organismos oficiales. Serpientes de un verano en el que nos vamos a tener que pensar mucho eso de pedir dos cervecitas de más en el chiringuito o simplemente si vamos a pisar el chiringuito.
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