La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
Pensemos en el futuro, que ya queda poco. El alcalde, Juan Espadas, ha presentado un proyecto ambicioso, irreprochable, deseado por todos. Recuperar el patrimonio histórico de la Sevilla que se eterniza, para convertirlo en un motor de desarrollo económico y cultural. ¡Qué barbaridad! Esto se denominará Horizonte Sevilla. Afectará a 30 espacios singulares, entre ellos algunos de cuya rehabilitación se viene hablando desde el siglo pasado, sin que hayan cuajado las obras. No es escepticismo, es realismo. Decirlo a un año de las elecciones municipales suena fino, pero la credibilidad es cortita. Hay que ponerlo en marcha. Hacen falta más de 111 millones de euros, de los que una parte considerable serían de inversión privada.
En siete edificios ya han realizado obras y algunos empiezan a funcionar. Entre los afortunados está la Fábrica de Artillería, o el equipamiento deportivo en la antigua estación de San Bernardo. Pero en 23 edificios de los 30 previstos todavía no han empezado. Se vuelve a hablar de la Gavidia y San Hermenegildo… Espadas propone una apuesta entusiasta por Altadis, de cuyas instalaciones dicen que pueden ser como "un Guggenheim" para Sevilla.
Los 30 edificios darían para 30 reportajes y 30 artículos. Detrás de cada uno existe una historia, a veces terrorífica. Al menos esta vez han delimitado los usos: ocho para espacios culturales, siete sociales, tres deportivos, cuatro para equipamientos varios, seis para innovación y empleo… Y dos para lo que denominan usos terciarios, correspondientes a la Gavidia eterna y el antiguo convento de San Agustín, otra joya del abandono.
Ya lo sé. No se le puede pedir a Juan Espadas que tenga una varita mágica y arregle todo eso de repente. La Gerencia de Urbanismo dispone de material para varias temporadas. Recuerden que se está hablando de patrimonio de la Sevilla Eterna. En la mayoría de los casos procede de una eternidad sin horizontes inmediatos, sino de cuán largo me lo fiáis. El alcalde admite que no es "una carrera contra reloj". Más bien sería como escalar el Angliru.
A pesar de las impaciencias, por el retraso acumulado, es buena idea tener una lista negra en la Gerencia de Urbanismo con lo que se debería hacer en esos 23 edificios todavía a la buenaventura. Han sido tantos los trajines y los olvidos de los últimos años que la lista se puede quedar obsoleta antes de las siguientes elecciones.
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