Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
El Pabellón Real, sito en la plaza de América, ha sido restaurado por el Ayuntamiento. Para que se note, Juan Espadas acudió de visita el lunes pasado. Han dejado con buen aspecto este edificio de Aníbal González, en una restauración low cost, en la que han invertido poco más de un millón de euros. Costeado a cargo de los ingresos del Alcázar, esa gallina de los huevos de oro que tiene Antonio Muñoz para lo que haga falta del patrimonio, llegado el caso. Un buen trabajo, dirigido por la arquitecta Cristina Sánchez Mendoza. Sin embargo, ahora llegan las inquietudes con respecto al futuro: no saben qué van a instalar allí.
Primero lo han arreglado, y después ya veremos. Tendrá un uso cultural, por supuesto. En Sevilla todo lo que no tenga un uso cultural es porque se va a convertir en hotel, en apartamento turístico o en bar. El Pabellón Real no seguirá como oficina municipal de empleo. En eso les doy la razón, porque sería un desperdicio.
Hay varias propuestas sobre la mesa. Una es que sea el Museo de Aníbal González, arquitecto de tantos méritos en ese edificio y en la zona del parque de María Luisa, en general. A ver si consiguen que don Aníbal sea como el Gaudí sevillano. Es famosa su plaza de España, que atrae a miles de japoneses y de chinos, como pasaba con Gaudí en Barcelona antes de la turismofobia. Otra posibilidad es dedicarlo a centro de interpretación del propio parque de María Luisa. Y también se ha hablado de algo relacionado con la Exposición de 1929, próxima a su centenario.
Es raro que no se les haya ocurrido instalar allí el Museo de la Memoria Andaluza, ya que en ese pabellón estaba la sede de la Junta de Andalucía, cuando Rafael Escuredo se encerró y protagonizó una huelga de hambre de tres días para el referéndum de la autonomía del 28-F. Yo recuerdo el Pabellón Real cuando Enrique García nos explicaba a los periodistas cómo iba aquello. El tiempo de Lauren Postigo y lo que vino después. Tanta memoria inútil como hay, pero de eso parece que ya no se acuerda nadie. En ese edificio estuvo la semilla de la autonomía andaluza.
El Pabellón Real va a ser la envidia de sus vecinos. Pues por culpa de los atascos y los desatascos, el Museo Arqueológico y el Museo de Artes y Costumbres Populares están de pena. A ver si piden una limosnita al Alcázar… Vayan a lo práctico, y olviden a esos ministros que entienden a Andalucía, pero no sueltan un euro.
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