Francisco Andrés Gallardo

El Festival de la Otitis

Visto y Oído

19 de febrero 2022 - 01:52

La restauración del festival de la OTI para convertirlo en un Eurovisión sabrosón y sandunguero es una buena idea que se puede levantar en estos momentos para el acercamiento de España hacia los países del otro lado. Un musical empeño pro del ensalzamiento del español, de los idiomas españoles que se pronuncian por todas las Américas, inclusive en el ombligo del supremacismo anglosajón, Estados Unidos. El spanglish adopta al inglés por absorción pero lo que queda finalmente arriba es el aceite de oliva, el latín.

El festival Hispavisión, como su propio nombre indica, es una gran oportunidad para el idioma que compartimos con unos 500 millones de paisanos a los que se unen los 200 millones de hablantes vecinos, bienvenidos a la fiesta. Hispavisión es un magnífico nombre para mexicanos escépticos, un programa para comprobar que la cultura une mucho más que los intereses políticos y que la televisión entretenida puede actuar de pegamento. Un festival de canciones donde casi una treintena de países comparten palabras, ritmos y mensajes es una fábrica de aprecios y si se gestiona bien, un altavoz de nuestras raíces ante el resto del planeta. TVE ha estado ahí al quite.

El nuevo festival de la Otitis aparece en un mundo bien diferente al de los cantantes con cardados, bigotes y chorreras de aquellas galas de resort venido a menos. Desde cualquier país americano surgen éxitos musicales internacionales y en el plantel de la primera edición deberíamos tener temas como para atiborrar el Spotify de varios continentes.

Debidamente actualizada, con unas cadenas participantes con ganas de innovar y sorprender, el festival de la OTI del siglo XXI puede ser excusa de orgullo y reunión, muestra de la cultura actual a través del español y el portugués. En EEUU y su órbita aún prende el cliché de que nuestro idioma es el de los sirvientes, de los pobres. Con todo lo que fuimos y lo que somos, con muchísimas más luces que sombras, hay que contraatacar con más amistosos y rítmicos estímulos.

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