El parqué
Álvaro Romero
Descensos moderados
Dicen que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Vaya por delante que no soy de los que piensan que una persona deba dejar su ocupación profesional por ser investigado en una causa judicial, pero sí que debe dimitir de cualquier responsabilidad pública y dejar de ser representante de los ciudadanos.
También comentaba el viernes que los políticos pedían lo que ellos no dan. He aquí otro ejemplo claro de que los servidores públicos que tenemos son de todo pero ni servidores ni públicos. Ellos se ponen siempre por delante.
Mónica Oltra ha tardado en darse cuenta. De hecho dudo que se haya dado cuenta. Ella seguía en sus trece, como siguió Ada Colau en los suyos cuando también fue investigada. Ha sido más la presión de su socio de gobierno, el mal resultado de los socialistas en Andalucía, o cualquier otra causa con influencia política que se les ocurra lo que ha propiciado su dimisión. Efecto mariposa. No ha sido por el caso por el que se la investiga, que debería haber sido el motivo de su dimisión en el minuto uno de producirse la imputación.
Oltra se olvidó muy pronto de sus intervenciones pidiendo dimisiones por estar imputados a sus opositores políticos valencianos y nacionales. Se justificó incluso diciendo que se refería a imputaciones por corrupción, por robar dinero público, como si se pudiera hacer una clasificación en los delitos que se pueden cometer siendo un cargo público.
Su vicepresidencia en la Comunidad Valenciana no se sostenía, por múltiples factores. Al final pesaron más los políticos, que al fin y al cabo son los que deben pesar, porque otra cosa es prejuzgar y anticiparse a una sentencia judicial.
La vimos celebrando, saltando y bailando el pasado fin de semana, el apoyo de Compromís a su continuidad, aunque hubiese llorado antes apelando a su padres, frutos ambas de la enorme presión a la que se ha visto sometida.
Celebraba el apoyo a su inocencia desde su partido, mientras el presidente socialista de su coalición de gobierno decía que estaba más para reflexionar que para celebrar. Y tanto que había que reflexionar. Más o menos lo mismo que reflexionó Andalucía ese mismo sábado para concretar una mayoría absoluta histórica del partido de la oposición en su comunidad en las elecciones del día siguiente. ¿Otro efecto mariposa?
Se va, sí, pero lo hace como víctima. "Esta historia pasará a la historia de la infamia política, jurídica y mediática" de este país y ha pedido que nadie se pregunte dentro de veinte meses "qué cojones pasó en este país".
Esa misma pregunta se la podría hacer Francisco Camps en su misma comunidad autónoma. Tantas y tantas imputaciones, tantos y tantos "acosos" políticos y mediáticos. Cero condenas.
La política está mal pagada, lo dicen todos, pero ¡ay, qué les cuesta a todos dejar el carguito, el foco mediático, estar en el candelero aunque hablen mal de uno!
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